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Caso Clínico Febrero 2007 


Antecedentes personles:  Obesidad. Hipertensión arterial. Gonartrosis. En tratamiento con Captopril 25 mg 1-1-1. Vida sedentaria. Menopausia hace 3 años.

Antecedentes familiares: Madre diabética. Abuela murió de cancer de cólon.

Enfermedad actual. Paciente mujer de 51 años a la que en un exámen rutinario se le detecta dislipemia de duración desconocida. Se encuentra estable, salvo por molestias en ambas rodillas, que calman con antiinflamatorios no esteroideos. Tiene dificultad para adelgazar por no seguir correctamente la dieta hipocalórica.

Exploración: Peso: 113 Kg   Talla: 152 cm Pulso: 96  Perímetro de cintura: 108 cm.  TA: 160/90. Pares craneales normales. No bocio ni adenopatías. AC. N. AR. N. Abdomen: no dolor a palpación superficial ni profunda. No organomegalias. Signos de gonartrosis. No edemas distales. 

Analítica: Hemograma: normal. Bioquímica: Glucemia: 111 mg/dl,  HDL: 32 mg/dl, LDL: 118 TG: 205 mg/dl, CT: 201 mg/dl. TSH y T4L normales. TP y TPTA: Normales. ASMA (-), ANA (-), PCR: 1.5 mg/dl (< 1 mg/dl). ASLO y factor reumatoide: Negativos. Insulinemia: 24 uU/ml (< 15 uU/ml). Cortisol basal: Normal.






Respuesta:  La  presencia en un mismo paciente de obesidad abdominal  (perímetro de cintura > 88 cm), hipertensión arterial, disminución de HDL (< 35 mg/dl), aumento de triglicéridos (> 150 mg/dl) e hiperglucemia mayor de 110 mg/dl sugiere la presencia de un síndrome metabólico. Los niveles de insulinemia basal tambien estaban aumentados, resultado probable de la insulinorresistencia  que presentaba la paciente.

Comentario:  El primer autor que describió el síndrome de insulinorresistencia fue Reaven, en el cual  se englobaba: insulinorresistencia [demostrable por hiperinsulinemia basal (tras descartar insulinoma) y otros indicadores como el clampaje euglucémico, índice glucemia basal/insulinemia basal, sobrecarga de glucosa (comparando respuesta dinámica de niveles de insulinemia en función de valores de glucemia), etc..], dislipemia e hipertensión arterial. En dicho sindrome, denominado tambien "Síndrome de Reaven", no entraba la obesidad; segun el autor, ésta no era imprescindible en su aparición. Para ello se basaba en la presencia del síndrome  en sujetos no obesos normoglucémicos, muchos de ellos con carga genética de diabetes mellitus o hipertensión arterial. Para Reaven tampoco era condición imprescindible la presencia de hiperglucemia, ya que la aparición de insulinorresistencia  ocurre con niveles de glucemia basal normales y no deriva necesariamente a  hiperglucemia.  Posteriormente aparecieron múltiples trabajos en los que se proponía la adición de la obesidad de predominio abdominal al  síndrome, denominandose entonces "Sindrome Metabólico". En ellos se proponía a la obesidad abdominal como motor de la aparición del cuadro sindrómico, respaldado por los siguientes hechos:

a. Demostración de que los niveles de insulinemia seguían una distribución continua, en estrecha relación con mayor o menor grado de obesidad troncal (tambien en distribución contínua) (medida en la clinica por el ïndice cintura/cadera). Posteriormente se descubrió que la medida del perímetro de cintura se correlacionaba mejor con la insulinemia basal que el índice cintura/cadera, ya que sujetos con aumento del perímetro de cintura (y con índice cintura/cadera normal) presentaban mayores nivels de insulinemia basal. Los desajustes no esperados entre insulinorresistencia y obesidad  (apoyando la idea de Reaven) (ej. presencia de hiperinsulinemia basal en sujetos con perímetro de cintura normal) quedaban explicados por otros factores como una mayor carga familiar de diabetes  o hipertensión, fundamentalmente (también por insulinoma, presencia de enfermedades productoras de insulinorresistencia. o tratamientos favorecedores de la misma). A pesar de algunas limitaciones, en la práctica diaria la obesidad abdominal suele traducirse en  insulinorresistencia, motivo por el que la determinación de insulinemia basal no era imprescindible. Sin embargo, excluye los casos de insulinorresistencia sin obesidad,  relacionados con la hiperactividad simpática o carga genética de diabetes.
b. Demostración de la existencia de   una correlación de las alteraciones lipídicas  y niveles de TA con el grado de obesidad abdominal.
c. Demostración de que  la obesidad abdominal  era mucho mayor en sujetos con niveles de glucemia basal por encima de 110 mg/dl; a partir de ese corte, los niveles de insulinemia basal se disparaban, traduciendo un mayor grado de insulinorresistencia..
d. Demostración de que la obesidad abdominal es factor de riesgo de insulinorresistencia, más que lo contrario.
e. Demostración de que la obesidad abdominal es la única variable del síndrome que puede generar (con la ayuda de la hiperactividad simpática, aunque no necesariamente) todas las alteraciones que conforman el Síndrome Metabólico.
f. Demostración de  que la actuación directa de fármacos sobre la insulinorresistencia (para reducir niveles de TA o lípidos) era menos eficaz que la reducción ponderal (tras dieta y/o ejercicio físico)

Existe una gran confusión en torno al concepto de Síndrome Metabólico, ya que existen muchas definiciones, cada una  con algunos criterios diferentes o bien con criterios similares y puntos de corte diferentes. Lo  lógico es suponer que existe una agregación de diferentes elementos, pero no necesariamente siempre  relacionados.  En un trabajo preliminar de nuestro grupo demostramos que hasta en  un 30% de los pacientes con "Síndrome Metabolico", la agregación queda explicada por el azar, sobre todo porque los elementos que la conforman son  especialmente prevalentes en la población. En la clínica diaria observamos obesos normoglucémicos, hiperglucémicos no hipertensos, no obesos dislipémicos, no obesos hipertensos, obesos sin resistencia a la insulina, etc.... En ausencia de criterios estrictos y unánimes de definición del Síndrome, es más práctico identificar cada alteración con valor de riesgo propio; a más confluencia de elementos, mayor riego global. Por otra parte, el término "Sindrome Metabólico" está frecuentemente desvirtuado y aparece como un enfermedad más que hay que tratar predominantemente con fármacos, con los consiguientes intereses comerciales debido a su alta prevalencia. Este enfoque olvida la realidad de que  el Síndrome metabólico, aún con  predisposición genética, tiene  mucho que ver con el estilo de vida, la ausencia de actividad física, exceso de  horas de  televisión, dietas inadecuadas e hiperactividad simpática.

Las variables que entran a jugar un papel  en el Síndrome metabólico son (con adición de diferentes puntos de corte según los diferentes grupos de consenso):

a. Hipertensión arterial (>130/85, >140/90).
b. Aumento de triglicéridos (>150 mg/dl, > 180 mg/dl).
c. Disminución de HDL (35 mg/dl, 40 mg/dl en hombres, 50 mg/dl en  mujeres).
d. Obesidad abdominal:  >94 cm o >102 cm en hombres. >88 cm o >80 cm en mujeres, índice cintura/cadera > 0.9.
e. Hiperglucemia basal > 110 mg/dl., Hiperglucemia basal > 100 mg/dl.
f.  Hiperinsulinemia (> 14 uU/ml, > 25 uU/ml, > Percentil 75%)  y/o resistencia insulínica demostrada por otros métodos.
g. Diabetes Mellitus del adulto.
h. Intolerancia a la glucosa.
i. Obesidad  según índice de masa corporal  (> 25 Kg/m2 de talla,  igual o >30  Kg/m2  talla).
j. Microalbuminuria > 20 ug/Kg o relación urinaria albúmina/creatinina mayor de 30  mg/Kg.

Según los criterios de Reaven y de la OMS, la medición de resistencia insulínica es una variable necesaria para definir el Síndrome. Para el grupo de consenso de la OMS,  en caso de no registrarse  resistencia insulínica, es condición necesaria detectar intolerancia a la glucosa o la hiperglucemia basal > 110 mg/dl.  Para el grupo de consenso ATP-III no hay una variable fundamental sin la cual se descarte la presencia del Síndrome, aún presuponiendo que la obesidad abdominal es de vital importancia (únicamente se precisan 3 o más de los criterios a, b, c, d, e); tiene la ventaja de reunir criterios más asequibles para su medición en  Atención Primaria.  De esta manera, en base al ATP-III un sujeto con perímetro de cintura de 103 cm, glucemia de 97 mg/dl, HDL de 39 mg/dl  y triglicéridos de 155 mg/dl tiene el Síndrome Metabólico; sin embargo no lo tendría siguiendo el criterio de la OMS. Tampoco hay que olvidar que para el diagnóstico de Síndrome metabólico  el paciente debe de estar sin tratamiento medicamentoso, ya que hay muchos fármacos que aumentan la resistencia a la insulina, alterando el perfil lipídico, la glucemia, etc... (Síndrome Metabólico yatrogénico). De hecho ha quedado demostrado que el empleo crónico de determinados fármacos en sujetos predispuestos es un factor de riesgo de Diabetes Mellitus del adulto.
 
Otros factores asociados al Síndrome Metabólico:
1. Estado protrombótico.
2  Hiperactividad simpática (factor  iniciador de la resistencia a la insulina).
3. Disfunción endotelial.
4. Factor genético, factor ambiental intrauterino, como promotores del SM.
5. Fármacos productores de insulinorresistencia,  en muchos casos dosis dependientes.
6. Disminución final de la talla y bajo peso al nacer,  en probable relación con resistencia a la insulina intrautero.



Acertantes

Murdoc (México)
Molero Cabrilla, Rafael (España)
Marzioni Eduardo (Argentina)
Tacuri Chavez,  Luz Marina  (Argentina)
Rosado Canto, Rodrigo Jesús(México)
Fallas Wahrmann, Moisés (Costa Rica)








BIBLIOGRAFIA

Sindrome metabólico    (Portal Médico Fisterra)


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